El pasado lunes 5 de Noviembre se publicaba en “El país” un nuevo artículo sobre la saturación de los juzgados de Madrid para atender a la avalancha de procedimientos judiciales relativos a los desahucios producto de ejecuciones hipotecarias. En el mismo artículo se destacaba que en la propia oficina judicial ( juzgado de primera instancia nº 32 de Madrid) hay pegados en las paredes carteles contra los bancos, poniendo de manifiesto el pesar que produce a los propios funcionarios tener que tramitar estos procedimientos en casos de total angustia y desesperación para los ejecutados.
Los datos son espeluznantes: en los últimos tres años se ha cuadruplicado la entrada de ejecuciones hipotecarias en los juzgados. Si a esta cuestión le añadimos las demandas interpuestas contra los bancos por acciones preferentes, swap y otros productos bancarios el resultado es la absoluta saturación de los juzgados. Desde la judicatura se denuncia igualmente esta situación.
Imaginémonos un escenario en el que representantes de las entidades bancarias compartieran mesa con los afectados en la que, asistidos de un mediador, plantearan opciones validas para afrontar las situaciones descritas, fijando plazos y modos de cumplimiento, o bien reparación de situaciones injustas (pensemos en el elevado número de personas que han perdido sus ahorros por medio de suscripción de productos bancarios con escasa información sobre los mismos). En dicho procedimiento podrían estar asistidos de sus propios asesores jurídicos, siendo el mediador el que guiara el procedimiento hacia un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Tarea ardua, pero posible. Máxime si consideramos que la única opción existente en este momento es ser uno más de los expedientes judiciales, sin alma, que se amontonan en las estanterías de los juzgados.
Cristina Colom Vaquer
Mediadora de MEDIEN
